Hoy me desnudo. Así, tal cuál. Sin sujetador que me apriete y sin bragas que se arruguen. Hoy vengo a desnudarme. A contarte de dónde vengo y dónde me encuentro. Que suene You can leave your hat on que empiezo a mover caderas.

Mi ilusión, pobre ilusa de mí, era ser profesora. Pero no una profesora cualquiera, no. Yo no me conformaba con orquestrar a renacuajos, sino que yo quería salir cada día al ruedo y vérmelas frente a frente con adolescentes llenos de granos de pus a punto de explotar. Lo mío era el riesgo. Así que dejándome aconsejar, opté por hacer periodismo. Y se me abrió el cielo. Se me pasó la fiebre por lidiar cada día con miles y miles de hormonas a 100 y decidí que lo mío era darle al teclado.

En esas que después de un año viviendo a 20 grados bajo cero en Canadá y de que mis fosas nasales, cansadas de convertirse día sí, día también en estalactitas, me pidieran que me fuera de ahí en referéndum, volví a casa como el buen turrón.

Y yo, que nunca me había calzado unas Lunarglide (aka zapatillas para correr), empecé a empollar todo sobre el curioso caso de los runners y empecé mi experiencia como community manager. ¿Community Manager? Sí, ahí empezó todo.

Después vinieron más años tecleando sobre infinidad de temas, hasta que yo, que tampoco había leído una revista en mi vida, pasé a escribir sobre Justin Bieber y Selena Gómez, sobre granitos de pus y la regla. ¿El karma? Y desde ahí seguí respondiendo, seguí charlando con quien estaba al otro lado de la pantalla leyéndome y pasándolo en grande cotilleando, cual vieja del visillo, la vida de los famosos.

Hasta que finalmente, mi sexto sentido para encontrar tiendas bonitas se cruzó con la más molona, donde sigo pasándolo bomba desde el otro lado. Y aquí, desde donde tú me estás leyendo no puedo parar de bailar sobre el teclado contándote todo lo que sé sobre redes sociales y algo más.

Espero que os haya gustado el strip-tease y me hayáis conocido un poco más. ¡Nos vemos pronto! Tanana, na, na, naaaaa… 😉