No. No debería pero me veo en la obligación de hacerlo. Me siento con la necesidad de hacerlo y qué leñe, voy a hacerlo. Me habían dicho que Black Mirror es una gran serie, pero hasta ahora todavía no había podido sentarme a verla y solo ha sido el primer capítulo. Para alguien que se dedica diariamente a las redes sociales es un shock ver en qué estamos convirtiendo nuestro día a día. Un jarrón de agua fría, un zasca en toda regla, un ¿pero qué coño nos pasa? No debería estar escribiendo sobre esto porque es como triar piedras sobre mi propio tejado, pero he tenido que saltar del sofá e ir en busca del ordenador para escribir este post.

Es quizás una realidad exagerada pero si las cosas no cambian quizás será una realidad más real de lo que nos gustaría. Todos buscamos likes, comentarios, gustar a los demás, caer bien a la comunidad 2.0, ser los más guays y cool de las redes sociales, conseguir más retweets, más mensajes… Nos mimetizamos con los demás para parecernos a ellos. Que ahora están de moda los cactus, pues todos a por cactus, que ahora puntúa más que las fotos sean de colores neutros, pues todos a ello, que ahora es mejor hacer vídeos que fotos, pues vamos a por ello. Total nuestra popularidad está en juego.

Amo mi trabajo. Quiero cada una de las fotografías que subo a mis perfiles. Cuido con cariño las redes sociales de otros. Doy el máximo de mí para hacer del mundo 2.0 un sitio bonito, agradable y un poco más real. Pero me da miedo que un día nos convirtamos en este primer capítulo de Black Mirror. Me aterroriza ver que mientras ceno estoy pendiente de 2 móviles y sin embargo tengo a la persona que quiero frente mí y que cenamos sin apenas mirarnos. Me da pánico perderme las pequeñas cosas que hacen del mundo real un sitio, que aunque a veces no sea bonito, al menos es auténtico.

En fin, ha sido un arrebato, porque como os digo no cambiaría mi trabajo por nada del mundo y porque creo que el primer capítulo de Black Mirror, por suerte, nos queda lejos. Pero invita a reflexionar sobre cómo llevamos cada uno el mundo de los likes, el gustar a los demás y en definitiva, en vivir nuestra realidad, pantallas apagadas.

Y ahora, si me perdonáis cierro ordenador, pongo en modo avión el móvil y le voy a plantar un buen beso al de mi lado.

No falta decir que cualquier comentario sobre este primer episodio de Black Mirror en los comentarios me encantará leerlo y saber qué pensáis vosotros. ¡Mil gracias! 🙂