Y de repente creces. Así, como aquel que no quiere la cosa, un día te levantas y te das cuenta que ya van 29. Que por cierto, dejadme decir que los 29 es un número feo. ¿No?

A ver que no tengo nada en contra de haber cumplido los 29, al contrario, mucha honra, pero es ese número en el que una ya siente que no es una venteañera  y que tiene los 30 a tocar. Vamos, que todo el mundo te trata como si tuvieras los 30 pero sin tenerlos, no sé si me explico…

Bueno, dejando eso a un lado, el post de hoy va sobre hacerse mayor, sobre crecer. Esta semana como habréis notado en mis redes sociales he cumplido años y me he dado cuenta de que sí, realmente ahora noto que estoy creciendo, que mis metas son cada día más serias y que implican más responsabilidad. Y no solo eso, sino que como os comenté en esta foto en instagram, una ve que se ha hecho mayor porque ya no soy capaz de dormir más de 7 horas los fines de semana y porque ya no me levanto sin ojeras habiendo tomado un par de gintonics la noche anterior, eso si ha habido suerte y he podido mantenerme despierta hasta más tarde de las 23:30h de la noche, un viernes cualquiera.

Las cosas cambian, las prioridades cambian y una se pregunta si los próximos 29 años pasarán igual de rápidos que estos primeros 29. Y me da a mí que no solo pasarán rápidos sino que lo harán a la velocidad de la luz. Eso en parte me aterra, aunque por suerte prefiero pensar que si estos 29 han sido fantásticos, por la misma regla de 3, los siguientes 29 prometen ser todavía mejores.

Hasta la próxima! Recordad que suscribiéndoos al blog en la página principal podréis recibir todos los post al momento. ¡Mil gracias! Os dejo con un par de imágenes más de lo que dio de sí el día 🙂

Comida para dos en Chez Cocó, de rechupete, por supuesto.

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Bienvenida al estudio 🙂

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